“La lámpara del ser es el ojo; así que, si tu ojo es puro, todo tu interior estará repleto de brillo”. Mateo 6:22.
Dice: “tu mirada”, no el de alguna diferente alma. La preciosa vivencia que es nuestro privilegio gozar, la desaprovechamos cuando dependemos que algún otro vea por nosotros y nos oriente en nuestra vida espiritual, como si fuéramos sin visión.
Debemos tener en cuenta la gloria de Dios; debe inspirarnos el propósito único y constante de dejar a un lado el ego y las preferencias de los demás. No debemos preguntarnos: “Si escojo esta vía, ¿incrementaré mis posesiones personales o las here disminuiré?”
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La simpleza debe ser valorada por quienes buscan la inspiración divina. Entonces sus huellas no tropezarán.
“Mas la ruta de los justos es como la alborada, que va en ascenso hasta que el día es completo. El sendero de los malvados es como la tiniebla; no saben en qué caen”.
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El que verdaderamente adora y respeta a Dios, y se esfuerza con determinación para hacer su voluntad, pondrá su ser, entendimiento, interior, espíritu y poder al ministerio de Dios. Tal fue el ejemplo de Enoc. Anduvo con Dios. Su mente no estaba pervertida por una percepción errónea y defectuosa.
Los que están decididos a hacer de la voluntad de Dios la suya, deben obedecer y glorificar a Dios en todo. Entonces el carácter será armonioso y bien estable, estable, aceptable y real.
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“Pero si tu visión es maligno”, si mantienes intenciones egoístas y trabajas con ese objetivo personal; el carácter será defectuoso y todo el interior estará lleno de sombra.
Los tales no ven a Jesús. No miran su carácter, ni son cambiados a su semejanza. La percepción santa será confusa y la senda de la tierra al cielo será ensombrecida por la influencia perversa de Satanás. Y Satanás se complace en esto, pues así puede guiar a esa persona a oscuras a la destrucción.
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“Si la claridad que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”
La conciencia es una herramienta guía y si se permite que la conciencia sea corrompida, no se podrá servir a Dios con integridad. Sus propósitos en la vida demuestran al mundo si son cristianos o si se rebelaron contra Dios.
Sus vidas son un error. Se han corrompido y todas sus habilidades se han desviado. La profesión de fe puede ser correcta, pero la fe se ha corrompido y esto se muestra en una práctica que desorienta a otros.
“Ninguno puede honrar a dos dueños; porque o aborrecerá al uno y seguirá al otro, o admirará al uno y olvidará al otro. No podéis adorar a Dios y a las riquezas”.